EL GRAN REINO YA NO EXISTE. Hace generaciones que la Casa Grimwald fue derribada del Trono del Corazón Negro y ahora los diferentes Señores tratan de prevalecer los unos sobre los otros o de mantener algún tipo de precaria alianza. Al Este de estos Señoríos, la rica ciudad de Izur ha extendido sus dominios, hasta convertirse en la República, la potencia casi indiscutible, que aspira a conquistar, controlar y, por supuesto, civilizar las tierras de esos caudillos bárbaros.
Ante la creciente amenaza de Izur, los Señores más sensatos han convocado un Concilio de Iguales, en un esfuerzo por suspender los enfrentamientos ante el enemigo común. No todos esperan pacientemente a su celebración: las provincias fronterizas de la República sufren incursiones, en respuesta, dicen los Señores, a los sabotajes provocados por los agentes “rojinegros”, como se conoce a los republicanos. Pero los Gobernadores de la República, bajo el liderazgo del coronel Horst, han presionado a las altas instituciones de Izur, la Gran Asamblea y el Consejo de los Nueve, para que varias legiones sean enviadas a fin de proteger sus tierras y, en su caso, invadir definitivamente los Señoríos.
Sin embargo, el recuerdo de la Corona no ha muerto por completo. Lord Helmut, Señor de Bosquedesnudo, ha criado en secreto a la heredera de la Casa Grimwald, Ailin. Y ahora, ante la inminencia del Concilio, la ha enviado a la misma búsqueda en la que desaparecieron sus ascendientes, incluyendo a su padre, Desmond Grimwald: porque desde la caída del Trono los descendientes de los Reyes buscan el perdido Corazón Negro, la joya que es símbolo y fuente de su realeza.
Acompañada por sir Willer Sheperd, su Protector, la mejor espada de los Señoríos, más respetuoso ante la palabra de un borracho que ante la de un caballero armado, y de Asuran de Kern, un bardo trotamundos quien le ha jurado lealtad tras deberle la vida, Ailin se ha internado en los territorios de Izur siguiendo los pasos de su padre. Las pistas les han hecho embarcarse rumbo a las Islas Rojas, hacia donde presumiblemente el mismo Desmond viajó en su propia búsqueda. En el trayecto, han caído prisioneros de los piratas que pululan por los mares, entre las Islas y el continente, junto a Río de Viento, un niño miembro de los Hermanos, hombres y mujeres que viven al margen de la sociedad, en unión con la naturaleza.
Pero no sólo los piratas amenazan a la Reina sin Trono. Porque sus andanzas han sido descubiertas por un Juez Errante de Izur, Edmund Lukas, y su ayudante, el capitán Dougal. Sin informar a nadie, ganándose el resentimiento del Gobernador Horst, el joven Juez ha estado cerca de cazar a sus presas. Y las ha seguido hasta las Islas Rojas, acompañado de Dougal. Aunque este veterano rastreador no parece ser el único aliado de Edmund Lukas.
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Con un vaso de whisky 