Libro Primero
En la frontera
XXXIII
¿No oír? ¿Cuándo había ruido por doquier? Crecía
como un repique de campanas. En mis oídos, nombres
de todos los aventureros extraviados, pares míos.
Qué fuerte había sido uno, y otro audaz, y otro
afortunado; ¡sin embargo, cuánto hacía que todos estaban
perdidos! ¡Todos! Dobló en un instante el dolor de años
XXXIV
Allí se alzaban, en línea en las laderas, reunidos
para verme por postrera vez, ¡marco viviente para
un último retrato! En medio de una cortina de llamas los vi
y a todos los reconocí. Y, no obstante, sin arrendarme,
me llevé la trompa a los labios y soplé.
Childe Roland a la Torre Oscura fue.
Robert Browning
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